Reseña: «La fine non esiste» de Semiramis “Los genios barrocos del progresivo italiano nos regalan un segundo disco tras 51 años”. (2024)

Escritor: Patricio Benítez


En 1973 un grupo de jóvenes italianos de entre 16 y 17 años soltaban un mítico disco de progresivo que moldeaba las bases del heavy prog y redoblaba la apuesta con sonidos barrocos y renacentistas. Paolo Faenza, baterista de la banda en aquel debut “Dedicato A Frazz”, decidió cincuenta años después que un solo disco no iba a ser suficiente para encapsular la energía concentrada en Semiramis.

En su momento fue una banda fuertemente infravalorada y con una trágica historia; un proyecto fascinante que pudo haber resultado en la conformación de una banda emblemática solo habiendo tenido un tiempo de maduración. Tristemente, en el transcurso de una breve gira, por allí en el 74’ robaron a la banda la camioneta del tour con todo el equipamiento necesario para seguir tocando. Se intentó recaudar dinero con conciertos benéficos y otros eventos pero finalmente no fue posible reagrupar a Semiramis.

El destino de Michele Zarrillo, cantante y guitarrista del conjunto durante los 70’s fue volverse un verdadero popstar ganador del Festival della canzone italiana. Muy bien por él. 

Por otro lado, la agrupación que hoy nos compete es absolutamente nueva, siendo Faenza el único miembro fundador aún involucrado con Semiramis.

“La fine non esiste” no tiene demasiado que ver con ese sonido clásico del del “Frazz”, tiene destellos eclécticos que repentinamente evocan esos estallidos adolescentes del debut pero mantiene en todo momento una altura mucho más evidente y un enfoque sonoro primordial. Con elementos marcados del hard rock y una estética sobria se nos presenta un disco de prog italiano clásico y de buen sonar.

Sin duda, sobresale la operática voz de Giovanni Barco y las guitarras de su hermano Emanuele, grácilmente acompañados por el órgano de Daniele Sorrenti. La construcción melódica de estas canciones es concreta y los contrapuntos son en todo momento una delicia. El maridaje entre los riffs que cada instrumento despliega es admirable, la guitarra acústica completa los eléctricos sintetizadores y las profusas guitarras sin mayor problema, generando un ambiente complejo y texturizado.

“In quel secondo regno” es un opener directo con un riff hard-rocker y cambios de compás constantes. Aires barrocos nos recuerdan a Gentle Giant y a la primera etapa de la banda. No esperan a mostrar los trucos, pues nos dejan un fantástico solo de guitarra y presentan de lleno las interesantes texturas de teclado.

En un inicio estruendoso “Cacciatore di ansie” mantiene una personalidad avasallante y creativa. Las líneas melódicas aún más claras que en la anterior composición hacen de este tema una escucha amigable y emocional, incluso siendo extremadamente progresivo. Un festival melódico que se ramifica en cada pilar de esta agrupación.

“Donna dalle ali d’acciaio” se presenta romántico e intimista. Las voces nos evocan por momentos a las interesantes narraciones de la banda Homunculus Res. Un repentino cambio despierta una sección progresiva impecable repleta de órgano hammond y una línea de bajo lúgubre y agresiva: en este tono nos mantenemos hasta el final, marchantes y explosivos.

Con unos campanazos nos recibe “Non chiedere a un Dio”. Otras dimensiones sonoras son exploradas a través de increíbles punteos a teclado y guitarra. Virtuosismo, pomposidad y la consolidación de una versátil composición polifónica. Secciones pastorales reducen la intensidad periódicamente que siempre reflota entre los teclados y las ominosas percusiones.

“Tenda Rossa” es una exposición claroscura de melodías. Impredecibles cambios de ritmo y armonía hacen de esta una de las composiciones más ominosas y modernas del disco.

Con el repiquetear de las distintas guitarras y la emocionante voz de Giovanni Barco nos despide el disco en “Sua Maestá il cuore”. Un track que contra todo pronóstico se transforma en una emocional balada a piano y voz. Cuando estalla la instrumentación en la coda nos recibe un clímax masivo más que necesario para cerrar este LP con la misma pasión que lo empezó.

Este es un disco retro ideal para los fanáticos del progresivo italiano de los 70’s, pero vale la pena escucharlo aunque no estemos familiarizados con el género. Es complicado ignorar la grandeza de esas guitarras pesadas y la destreza melódica de los instrumentistas. Es emocionante seguir escuchando sonar a estos gigantes y vivir el renacimiento del progresivo italiano de cerca, Museo Rosenbach, PFM, Banco, etc… Todos más que bienvenidos a regresar con música atemporal y legendaria.

Deja un comentario