Reseña: “Ecco l’impero dei doppi sensi” de Homunculus Res, los Italianos que hacen música de Canterbury a la perfección (2023).

Escritor: Patricio Benítez.


Por aquí está el imperio de los dobles sentidos, nos indica Homunculus Res en el título de su nuevo disco. En esta ocasión los italianos nos llevan en una aventura excéntrica, colorida y en contraste, un tanto existencial. Para amantes de lo incierto y lo desconocido.

El progresivo italiano, siempre tuvo una fuerte inclinación sinfónica que podemos seguir escuchando en bandas modernas como Il Bacio della Medusa o La maschera Di Cera. Sin embargo, Homunculus Res tiene una marca distintiva; presenta una influencia muy fuerte de la escena de Canterbury, sobre todo del lado más pop del género. Los teclados son claramente inspirados por el sonar de Dave Stewart o David Sinclair y arrastran desde el pasado el color de discos de culto como el del clásico Caravan – “If I Could Do It All Over Again, I’d Do It All Over You”. 

Esto no quiere decir que la banda se conforme con revivir estos sonidos, sino que deciden redoblar la apuesta y combinar elementos del easy-listening, la electrónica y el jazz, para darle forma a un disco carismático, con un aroma mediterráneo y significativamente distinto al Canterbury que hemos escuchado antes. Picchio dal Pozzo se puede citar como otra fuerte influencia de esta banda.

Irónicamente (como transcurren la gran mayoría de eventos por estos lares) el disco arranca con “Il gran finale”, un opener track sólido, que explora diferentes teclados y sonidos que caracterizan a la banda. Por ejemplo; esa guitarra limpia que toca acordes de séptima y que aporta un feeling tan jazzero y espaciado a la mezcla. El vacío entre los instrumentos y la voz se puede palpar, estamos frente a una producción bien lograda y que acompaña el propósito de la letra; resulta en una invitación al espacio sideral, a ver las estrellas, a viajar en la nada, sin inicio ni final. En una base rítmica rígida disfrutamos un solo de órgano bien canterbury para volver al cantable pre-estribillo y estribillo de la canción. Una mezcla perfecta entre virtuosismo y pop. La canción termina con un playout estupendo entre el guitarrista y el bajista.

El opener, discretamente nos redirige a “Quintessenza la la la”, una composición dulce y agradable, con lindas melodías vocales en armonía que toman protagonismo durante los versos y un saxofón brillante uniendo las secciones entre sí, el pegamento perfecto. El hook instrumental es llamativo, con ese teclado techno que (como se dijo anteriormente) demuestra que este no es un disco de retro-prog cualquiera, sino que tiene su insignia característica al momento de configurar paisajes sonoros.

La sección final de esta canción de seis minutos se dedica a dejar a los teclados jugar y experimentar libremente sobre la progresión de acordes; llevándonos en un lindo camino hacia un final abrupto.

“Il bello e il cattivo tempo” da rienda suelta a la parte más Beatle del disco, vemos armonías vocales por todos lados y un ritmo cuatro cuartero que nos hace mover la cabeza de arriba a abajo. Viaggia l’infinito, si espande sempre più, narra la canción, de nuevo con temática espacial/existencial; letras que suscitan a pensar en la grandeza del universo, y en lo pequeños que somos en comparación. Entre platillos ominosos, guitarras extrañas y armonías celestiales la canción cierra en una especie de caos controlado, entropía.

Un mellotron clásico abre “Viaggio astrale di una polpetta” para luego introducir a toda la banda; esta vez, con un arsenal de vientos, tales como flautas y trompetas. La gran presencia del mellotron en el retorno constante al tema principal y el feeling pastoral que aporta la flauta hacen de este track quizás el más sinfónico del disco. Múltiples dinámicas rítmicas y modulaciones tonales le dan un aire de completitud importante a la música. Al final aparece el segundo cantante de la banda, con una voz aguda y brillante para cantar unas líneas vibrantes, antes de que el tema cierre en una especie de sección krautrock hipnótica.

“Fine del mondo” es una canción alegre y veraniega, que, como era de esperar en el imperio de los dobles sentidos, aporta un mensaje subyacente sobre la extinción del planeta a costa del calentamiento global. Guitarras chillonas y divertidas son la cereza del pastel para este divertido (y preocupante) tema.

Sol, sol, sol, sol, así empieza “Pentagono”, repitiendo una y otra vez la nota sol, pero desarrollando sobre ella acordes variopintos que forman complejos de lo más interesantes. Los freaks de la armonía querrán esta canción, ya que está plagada de juegos por el estilo. Las vocales muy aireadas acompañando al resto de los instrumentos generan un ambiente muy particular en la pieza, que transiciona lentamente a una sección explosiva de índole jazzero con pianos en los registros agudos y una rítmica sincopada. En su conclusión “Pentagono” incurre en la mezcla de contrastantes sentimientos y resulta en un producto muy rico e interesante.

“Parole e numeri” empieza lenta y épica, arrastrándose como un coloso musical, vientos, sonidos ambientales y de nuevo, este estilo de vocals espaciadas que aporta un aire casi dream-popesco al disco. Las melodías hermosas y sutiles son lo que consolidan y potencian al track, dotándolo de un sentido. Termina acompañado por teclados y olas corales místicas, entre risas y sonidos de estudio.

Enseguida después empieza “Qinque sensi”, con un bajo punzante, poderoso y armonías vocales suaves. Generan la mezcla perfecta entre difuso y afilado. Nebulosas musicales con teclados y guitarras sucias atraviesan la composición y la impulsan a otro nivel.

“Fiume dell’oblio” nos presenta un dueto flauta-banjo al que se le suma, ¿Un violonchelo? ¿Qué puede salir mal?

Canción que plasma los aspectos más carismáticos de la banda, sobre una melodía principal para nada despreciable. El uso de instrumentos poco convencionales aporta mucho (al igual que la adición de ese mellotron tímido) a plasmar la originalidad inherente al género y estilo. Increíblemente, la canción termina con la melodía principal del tema siendo silbada por alguien mientras se baña. No pretendo negarlo, me ví haciendo lo mismo un par de veces.

“Doppi sensi” es el último tema del disco y el más extenso (10 minutos). Engloba todo lo que fue mencionado anteriormente pero también pasa por etapas exploratorias. La canción tiene múltiples cambios que la hacen sentir una mezcolanza de arriesgadas ideas musicales. Los solos aquí están muy bien logrados y los estribillos vocales repletos de “La, la, las” siguen la convención del resto del álbum.

Más o menos a mitad de la obra tenemos un cambio importante; con la aparición de unos coros angelicales todo se transforma y nos quedamos con una sección puramente ambiental, ultrajada; 5 minutos de campanas, repiques, moduladores y voces marcianas que vibran murientes, desvaneciendo de a poco la obra.

Con este lanzamiento queda expuesto, una vez más, el talento y la personalidad de Homunculus Res. Una colección de canciones que puede entrar perfectamente entre las mejores presentadas esta segunda mitad de año; un disco distinto, fresco, entretenido y fácil de escuchar. 

La parte más pop del progresivo no es para nada despreciable, ya que toma un riesgo importante estirando los límites de un género musical influencial y decoroso. Este es un álbum excelente para empezar a escuchar música progresiva viniendo desde cualquier ambiente; es creativo; y se esfuerza por construir y complejizar lírica e instrumentalmente, sin embargo, lo hace de una forma tal que nunca llega a ser elitista ni pretenciosa. Discazo para chiflar, llorar, correr, amar, pensar, bailar, en fin; cualquier infinitivo que se le ocurra.

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