Reseña: “Raum” y el deber de que Tangerine Dream siga vigente

Por: Juan Martín Casalino

Es imposible pensar en los pioneros del krautrock, Tangerine Dream, sin recordar a la emblemática figura de Edgar Froese: “Tangerine Dream es mi padre, y mi padre está muerto, por tanto, la banda también lo está”, sostiene su hijo Jerome. No obstante, trabajos como “Particles” y “Quantum Gate”, muestran que la formación a cargo de Hoshiko Yamane, Thorsten Quaeschning, Paul Frick y Ulrich Schnauss ha dejado el legado de Froese en buenas manos. En 2021, aunque sin Schnauss, el ahora trío de los “Quantum years” (como se le denominó a la etapa sin el fundador de Tangerine Dream) publicó “Probe 6-8”, un álbum de cuarenta minutos con dos piezas que serían reutilizadas más tarde. Efectivamente, en febrero del 2022, llegó a nuestros oídos la versión más extensa de este nuevo concepto: “Raum”. Algunas grabaciones, e inclusive fotografías, de Froese sirvieron de inspiración para este nuevo material. El septuagésimo cuarto LP de la banda alemana dura una hora y ocho minutos y se compone de solo siete canciones, analizadas una por una a continuación:

«Continuum», ya presente en su trabajo anterior, sirve de rápida introducción en este nuevo paisaje sonoro creado por los alemanes. La batería de los secuenciadores de Frick y Quaeschning se mantiene en constante alerta, y nos resulta una perfecta guía entre sus enmarañados riffs de sintetizadores. Sin proponerselo, y antes de que pueda comprenderlo, el oyente se hayará inmerso en una telaraña envolvente de space rock que no querrá abandonar. La canción termina tan rápido como empezó, y enseguida suenan las primeras notas con las que inicia «Portico», de casi siete minutos, al igual que la canción anterior. Uno de los momentos claves de esta composición, y quizás de todo el álbum, es un pasaje ambiental condimentado por coros brillantes y dulces teclados. Los casi veinte minutos de “In 256 Zeichen” la coronan como la pieza más larga del LP. La introducción de tinte ambiental lleva la cuarta parte de esta composición y luego es continuada por un inesperado cambio: los violines superpuestos en 3/4 de Yamane.

Este viaje propone motivos que escalan lentamente durante más de la mitad de la canción. En esta sección se logra un clímax para todo “Raum” que trae recuerdos a momentos de discos clásicos, como “Phaedra” del 74, con la formación clásica de Tangerine Dream liderada por Froese junto a Christopher Franke y Peter Baumann. Los sintéticos ritmos de batería en «You’re always in time» logran una hermosa combinación con los sonidos épicos de Quaeschning y Yamane. Sus melodías concluyen inesperadamente, mientras la base evapora lentamente sus partes hasta quedar reducida en la nada misma. «Along the canal» podría ser pensado como un interludio para «Raum». Presenta misteriosos arpegios que remiten a un recorrido «a través de un canal», para seguir el juego propuesto por la banda. La percusión, de papel bastante secundario, adquirirá fuerza recién al final de la pieza. «What you should know about endings» juega con la tensión propiciada por los graves del sintetizador de Thorstein Quaeschning y Paul Frick, mientras que Hoshiko Yamane ayuda a crear atmósferas cálidas y placenteras. El tema homónimo del álbum es el ya presentado en “Probe 6-8”, y se encarga de finalizar este recorrido de más de una hora de duración. Esta séptima pieza es como un agujero negro, que crece lentamente, incorporando sonidos cada vez más arcanos. Una pausa leve protagonizada por suaves violines ayuda a crear una sólida y perfecta fase de cierre, tanto a estos enigmáticos catorce minutos como al disco en general.

En conclusión: lo volvieron a lograr. Más allá de la ausencia de Edgar Froese, estos excelentes músicos demostraron una vez más que pueden continuar con la herencia de los pioneros del space rock, del krautrock y de la música experimental. Y si bien jamás olvidaremos a “Alpha Centauri” y otras piezas clásicas, “Raum” también posee un demoledor poder que logra sumergir al público en un viaje alucinante, del cual Froese sin dudas estaría orgulloso. Que en paz descanse. 

Deja un comentario