Análisis Progresivo : Three Of A Perfect Pair de King Crimson «El final de la trilogía ochentera»

King Crimson – Three of a Perfect Pair: el final de la trilogía ochentera

Por: Christian Pizarro

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La historia de King Crimson cuenta con una amplia diversidad de músicos, sonoridades y estilos desde su creación hace más de 50 años. En 1974 la banda se disolvió, dejando un legado de discos fundamentales del progresivo y un aparente fin de la agrupación. 7 años después, luego de trabajar como solista y colaborar con otros artistas, Robert Fripp reúne a Bill Bruford, Adrian Belew y Tony Levin para formar un grupo que se llamaría Discipline. En 1981, mientras grababan el primer disco, Fripp y compañía decidieron redenominarse King Crimson, resurgiendo así la banda, que durante la primera mitad de los 80 crearía una trilogía de discos: Discipline (1981), Beat (1982) y Three of a Perfect Pair (1984). La sonoridad creada por estos cuatro músicos es bastante similar en estos álbumes. Elementos del rock, el pop, el new wave, la música de gamelán de Indonesia, además del uso de la tecnología y cierta estética de la época, podrían definir el estilo de la banda durante esta etapa. Three of a Perfect Pair es el décimo de King Crimson y el último disco de los 80, antes de que la banda volviera a desintegrarse, esta vez por 10 años. En él se distinguen dos partes: The Left Side, con canciones más accesibles y sencillas en estructura, y The Right Side, donde predominan los temas instrumentales y la experimentación.
El álbum comienza con la canción homónima, Three of a Perfect Pair, que también fue el primer sencillo del disco en estrenarse. La versátil voz de Belew hace la apertura acompañada de un complejo entrelazamiento entre las cuerdas con patrones rítmicos que nos demuestran el alto nivel técnico de estos músicos. Todas las letras del disco fueron escritas por Adrian Belew y suelen tratar temáticas asociadas a la locura, la ansiedad y cierta disconformidad o inadaptación social. Las letras de este primer tema explorarían la complejidad de las relaciones, con un verso como: “He has his contradicting views, she has her cyclothymic moods, they make a study in despair, three of a perfect pair” (“Él tiene sus puntos de vista contradictorios, ella tiene sus estados de ánimo ciclotímicos, ellos hacen un estudio desesperado, tres de una pareja perfecta”). En Model Man, una de las canciones más pegajosas del disco, destaca la interpretación vocal de Belew. La intensidad emocional que le otorga, sobre todo en el coro, es clave en canciones como esta. Tony Levin golpeando las cuerdas de su bajo marca el inicio de uno de los temas más memorables de este disco, Sleepless. La línea de bajo se sincroniza precisamente con las percusiones de Bill Bruford y los arreglos de Belew y Fripp que crean un ambiente de frenesí y ansiedad. Man with an open heart es un sencillo que fue lanzado junto al tema homónimo del disco. Una canción de naturaleza más pop, con riffs y melodías pegajosas. Cabe destacar el rol de Levin no solo en las cuerdas graves, sino que también en las segundas voces y armonías vocales. Nuages (That Which Passes, Passes Like Clouds) es un tema instrumental que cierra la primera parte del disco. Una base de percusión electrónica y una línea del chapman stick sobre la que se crean paisajes sonoros con guitarras y sintetizadores que dejan algunos de los momentos más interesantes del álbum.
La segunda parte del disco comienza con Industry que, con más de siete minutos de duración, es el tema instrumental más largo del disco. Como su nombre bien señala, presenta elementos de la música industrial, con sonidos electrónicos y experimentación que, a través de distintas capas, crean un ambiente oscuro que resulta interesante. Dig me presenta un riff principal de apariencia atonal, que junto con el resto de los instrumentos y la voz de Belew prácticamente recitando los versos, producen esa sensación de caos y locura que es parte del espíritu de King Crimson. Es la única canción cantada de este lado del álbum, con una letra que es el monólogo de un auto que alguna vez fue valioso y ahora está abandonado. Al llegar al coro queda clara la angustia: “I’m ready to leave, I wanna be out of here, I’m ready to ride away, I don’t wanna die in here, I’m ready to ride” (“Estoy listo para irme, quiero salir de aquí, estoy listo para irme, no quiero morir aquí, estoy listo para viajar”). No warning continúa con la tónica de esta segunda parte, con un pulso que constituye la base de una serie de texturas sonoras oscuras construidas a través de la improvisación y experimentación de los músicos. El disco finaliza con Larks’ Tongues in Aspic (Part III), que sorpresivamente, vendría a ser la tercera parte de las dos obras presentadas en el álbum de 1973 del mismo nombre. Este podría ser el tema más cercano a lo que conocemos por rock progresivo clásico, dada su obvia inspiración, con melodías y motivos de los temas predecesores. Cabe destacar el incomparable talento de Robert Fripp en la guitarra, cuya ejecución protagoniza los compases más interesantes de este cierre del álbum.
Vale la pena mencionar que hay un tercer lado, The Other Side, lanzado el 2001, con canciones extras y que está en las versiones de streaming disponibles desde mediados de 2019. Este lado comienza con: “I’m Tony, I’m Billy, I’m Bobby, I’m Belew, we’re here to sing and play for you, oh we’re the King Crimson band” (“Soy Tony, soy Billy, soy Bobby, soy Belew, estamos aquí para cantar y tocar para ti, oh somos la banda King Crimson”). Una breve composición a capela de Tony Levin que bromea con lo que era la banda en los 80. La siguen Industrial Zone A y B, que partiendo desde el caos va tomando cierta forma con la tensión y complejidad creada por los músicos. Finalmente, hay tres mezclas de la canción Sleepless, hechas por Tony Levin, Bob Clearmountain y Francois Kevorkian, con mayores y menores diferencias respecto a la original.

Three of a perfect pair es el último disco de la trilogía lanzada por King Crimson a principios de los 80, con una formación de músicos de primer nivel. El estilo y la estética siguen la línea de los discos anteriores. En él se distingue claramente la primera parte, con canciones más accesibles y pegajosas, con influencias del pop y el new wave, de la segunda, en que predominan los temas instrumentales, la experimentación y creación de texturas y ambientes más oscuros. El catálogo del Rey Carmesí es amplio y de un alto nivel artístico, y aunque este disco no está entre los más reconocidos e influyentes, sin lugar a dudas cuenta con momentos interesantes y algunas composiciones e interpretaciones que vale la pena revisitar.

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