Análisis Progresivo: Misplaced Childhood de Marillion. «Unos de los álbumes fundamentales del PROG de los 80»

Definiendo un género

Por Hugo Adrian Mg

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Los movimientos musicales nacidos en Reino Unido a lo largo de su historia han traído consigo más que innovación y emblemas musicales, los manifiestos de ciertos estilos de vida y modos de pensar son consecuencia de grandes nombres británicos. En el metal tenemos a Iron Maiden, en el punk a Sex Pistols, en el rock a The Beatles y la lista continua. Si bien la historia del rock progresivo tiene ambigüedades, resulta innegable reconocer grandes iconos que encaminaron al género que conocemos hoy en día. Para 1985 ya habríamos conocido grandes bandas y más aún, ya habríamos escuchado inmensos álbumes progresivos, piezas que no se limitarían a definir corrientes musicales sino a renovar el arte por completo. Así que, ¿Cómo de un país tan fructífero, en una época tan competitiva logra sobresalir un disco que se volvió sinónimo de rock progresivo? Para su tercer trabajo en estudio, Misplaced Childhood, Marillion apostó todo en un disco conceptual que tomaría al mundo por sorpresa.

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Desde el primer segundo de Pseudo Silk Kimono, la canción que abre la obra conceptual, las dos grandes características, que hacen de este un clásico instantáneo, salen a relucir: Música ecléctica y melancolía.

 

Por un lado Marillion sucumbiría ante las tendencias progresivas de sus influencias como Genesis o Van der Graaf Generator. Momentos de extensa improvisación en los sintetizadores mezclados con atmósferas bien cimentadas en la parte percutiva; melodías etéreas cuya duración carece de importancia y su fuerza no se ve disminuida dada su repetición; desvaríos de notas y rítmicas que, lejos de reflejar insensatez, logran una cohesión que la psicodelia de los ochentas aprehendería como canon de belleza. En la otra mano la banda contrastaría completamente la, para entonces, vieja escuela. Canciones con un inmenso cuidado melódico por parte de cada instrumentista pues, unidos, logran acordes extensos, ricos y complejos; canciones pesadas cuya métrica solo confirma la angustia intencionada; solos de guitarra chillantes donde cada nota tiene reverberación en la melodía que le responde.

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Es la fusión de todos los estilos que hacen de Misplaced Childhood un disco tan fuerte, toma de ambas escuelas antagónicas lo mejor y las entrelaza, reformando por siempre lo que sería el rock progresivo. Es tal el alcance de esta fusión lograda por Marillion que en tan solo 41 minutos nos transportan desde canciones con bases en la sección de las teclas a cargo de Kelly hasta canciones que Rothery liderea de manera espectacular, pasando por riffs percutivos en los que Trewavas y Mosley descargan energía y groove; concretando así un gran repertorio de atmósferas con altibajos y contrastes.

 

No se puede hablar de Misplaced Childhood sin abordar la segunda gran característica de este clásico. Si bien el concepto se vuelve un tanto autobiográfico, la compleja personalidad que Fish aporta al disco convierte la experiencia de escucharlo en algo más visceral. Este, es un album que toca los temas más delicados para todo ser humano: la infancia, el amor y la degradación. Estos tópicos Fish logra juntarlos y mezclarlos a través sus palabras, borrando la linea que los separa y llevándonos en un viaje que retuerce nuestras emociones, pues lejos de hacernos sentir empatía por el amor infantil de un niño, nos recuerda lo decepcionante que es la inocencia, nos hace esperar la convalecencia de mujeres que ponen un precio a su compañía, nos enfurece saber que no hay heroes y nos deja melancólicos, añorando la infancia que alguna vez tuvimos.

 

En su primer disco conceptual, Marillion reformó lo que sería el rock progresivo, lo acercó a una intención artística como pocas bandas lo habían hecho, hizo honor a sus predecesores sin olvidarse que el mundo y la música se mueven hacia adelante, nos hizo recordar nuestra infancia con tristeza poniendo los problemas en perspectiva a los que tenemos hoy en día e hizo notar que el ayer y el hoy son dos mundos completamente distanciados con un factor en común, el niño que aún con un corazón roto busca dentro del caos al amor a través de la poesía y la música.

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