Reseña: «First Arrival» el primer EP del baterista Mexicano Miguel Stoopignan que se trabajo por 8 años y cuenta con grandes invitados. (2024)

Por: Jerson Ricardi

“First Arrival” es el primer EP del baterista mexicano Miguel Stoopignan, resultado de la inquietud, el trabajo meticuloso, y el proyecto de ocho años. Las influencias son orientadas al rock progresivo con una impetuosa búsqueda de estructuras líricas compactas, y melodías memorables, tomando como influencia principal el “neo prog” y el rock de los años 80. Contó con la colaboración de músicos internacionales: Zoltan Renaldi (Indonesia), Chris Commisso (USA), Marco Gnoatto (Inglaterra) y Lee Pomeroy (UK), el último quien ha sido bajista de leyendas del rock progresivo como Rick Wakeman, Steve Hackett y Trevor Rabin. A su vez, tuvo como invitados especiales músicos de Mexicali sumamente talentosos y con amplia trayectoria, como Carlos Humarán, Ernesto Carmona, Leonardo Olea Zárate y Eduardo Gómez. En cuanto a la producción y mezcla, se contó con Carlos “Cabeto” Delgado, en donde también Miguel Stoopignan formó parte de la co-producción. Mientras tanto, el arte del álbum lo desarrolló el diseñador gráfico alemán Thomas Ewerhard, quien se encargó de plasmar la idea visual que Miguel tenía en mente. Thomas Ewerhard es colaborador habitual de la disquera “Inside Out” de Sony, la más conocida actualmente de rock y metal progresivo, y ha colaborado con agrupaciones muy importantes en la escena del rock progresivo, tales como Spock’s Beard, Transatlantic y Neal Morse, por citar algunos. Miguel Stoopignan, es un ingeniero mexicalense egresado de CETYS Universidad. Desde muy temprana edad se involucró en la música motivado por su abuelo a entrar a la Banda de Guerra durante la primaria y secundaria de su escuela, ahí fué cuando se percató de su fascinación por las percusiones.

Iniciamos con “Sun Rising” que se impone con una energía contagiosa desde su introducción. Con un groove firme y decidido, las armonías se despliegan con fuerza para adelantarnos un poco la travesía que nos espera. “First Arrival”, le da el nombre a esta candente obra, que arrasa de inmediato con mucha destreza y virtuosismo. Los pasajes aquí son rápidos, dejándonos en claro el nivel de músicos y ejecución que maneja cada integrante. Los cambios rítmicos se suceden con fuerza lidiando con múltiples melodías que logran entretejer texturas realmente imponentes. Las voces se destacan fusionándose con todo el ensamble a la perfección, siendo muy creativos a la hora de seleccionar cada frase. Es una diversidad acaudalada de polifonías que se persiguen entre sí, mediante indicaciones de compases verdaderamente complejas.

“The Reaching” parece retomar la idea del inicio, pero con más fuerza. Atraviesa las primeras estrofas con superioridad, y logra desatar con gran carácter versos sólidos compuestos con firmeza. La creatividad aquí es contundente, y espontáneamente interviene un solo de guitarra que no da respiro y no deja caer la intensidad de la canción. Los sintetizadores, también se hacen presentes más allá de su correcto acompañamiento en la armonización. Así, “The Bell” nos sorprende con un bajo furioso, y que desprende desde sus ideas, una serie de bases con peso e impulso. Las variantes de géneros irrumpen demostrando las misceláneas influencias de cada artista que participa en este proyecto, más allá de sus habilidades mas que destacables. La canción es llevadera y su final termina siendo algo muy bien logrado e impredecible de manera artística. “Incandescent” resulta ser una fuga encantadora con solos impresionantes y destacables, en la que cada instrumento toma partido para lograr una obra fenomenal instrumental. Es el cierre perfecto para este gran trabajo prolijo, dedicado y apasionado.

Es un material con un sonido actual, moderno y trascendente. La creatividad se percibe en cada una de sus ideas y pasajes, con sus respectivas armonías, y cada performance en los instrumentos es verdaderamente sólida. Según las propias palabras del autor, ha tratado de mantener la lírica con los elementos necesarios, como lo hizo la banda de rock progresivo canadiense Rush en los años ochenta, experiencias y viajes progresivos, con solo cinco minutos. Las temáticas de las canciones son procesos personales, emocionales y espirituales por los que estaba pasando al momento de la composición. A pesar de que hay riffs y canciones que tienen más de ocho años de existencia (en los archivos de su computadora), toda la letra fue escrita casi a la par de la grabación, lo cual me permitió hablar de experiencias y sentimientos recientes.

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